Las ferias son espacios en la ciudad en los que el intercambio de productos y su venta es una de sus características principales.

La concurrencia de público es, sin duda, necesaria para esta venta.

Sin embargo, en nuestras Ferias de Oficios, Artesanía y Diseño el encuentro entre vecinos(as), caseros, amigos y trabajadores sumado a la resignificancia del espacio público que se pone al servicio de estos encuentros hacen de estas ferias algo memorable.

Lo que antes era la calle o vereda se va transformando lentamente en un nuevo espacio con nuevos significantes y significados que lo revelan ante una concurrencia que busca un producto singular, único, hecho a mano y que ha sido producido emulando un ritual sagrado en el que el artesano(a) va dejando su huella, su marca irrepetible que lo distinguirá del resto de los productos hechos de manera industrial.

La concurrencia, el público antes anónimo ahora cobra presencia, se despliega, se detiene, observa, pregunta, conversa por largas horas, pues quiere conocer a quien elaboró tal producto, descubre que las manos del artesano son sagradas, capaces de crear un objeto con identidad, con historia, con memoria.

El público-persona-visitante recorre cada puesto de la feria cadenciosamente, lentamente avanza, se devuelve, reflexiona. El acto de la “compra” se despoja de su impersonalidad, ahora se humaniza, pues conoce la historia del objeto, quién lo elaboró, qué materias primas utilizó. Así, la emoción pasa a formar parte de la experiencia, la que se nutre y se enriquece cuando la palabra relato recobra su lugar en la historia.

La experiencia sublime, casi mística se enriquece aún más toda vez que el espacio sagrado concurrente se llena de cultura y de arte. Creatividad al margen de lo ya conocido, de lo usual. Entonces los sentidos, que están en su máxima expresión, se desbordan llenando el espacio físico de sentido y de vitalidad.

La feria de oficios ha recuperado su lugar. El o la visitante se va satisfecho, esperando una nueva experiencia para vivirla con otros, en un lugar que ahora le pertenece, se identifica y sensibiliza.